El cine, of course, como núcleo y corteza.

Una revisión heterogénea, un atisbo desigual, un recóndito dictamen, una perspicaz estimación.

Cinefilia, cinefobia y cinema paradiso.

jueves, 3 de mayo de 2012

Human Nature


Lars Von Trier, personaje amado y odiado, endiosado, controvertido, vanguardista, narcisista, tirano y apócrifo. Pero eso sí, cineasta sin parangón. A mí personalmente me cae como el culo, de ahí que mi crítica de este mes resulte más objetiva, pues van a ser todo alabanzas, al menos con lo respecta al film

En contra:
Su personalidad despótica, sus aires de superioridad, así como el desprecio hacia toda obra fílmica hollywoodiense y el “Dogma 95” del cual es co-fundador aunque la idea parte de él. Para empezar, el famoso “manifiesto” no es ni nuevo ni original, pues ya se llevó a cabo en Francia en los años 50 con François Truffaut y Jean-Luc Godard a la cabeza. Para continuar, matizaremos el hecho de que todo movimiento artístico o tendencia “surge” por determinadas circunstancias en un determinado momento y después se le asigna un epígrafe para poder analizarlo en un contexto histórico y no se “crea” como hizo el amigo Lars de forma relamida y torpe. Para terminar, aludiremos a las normas “estúpidas” del “famoso (otra vez) Dogma 95” y que más tarde, cuando le interesa y/o adquiere cierto éxito se salta a la torera (o se pasa por el forro de los cojones). Siempre he pensado que uno puede hacer lo que le de la gana y en el caso de un cineasta, también; pero ir de un rollo y ejecutar otro tiene un nombre: “venderse”.
Con 120 cámaras también rueda Manolo el carpintero. Incluso sin ir al rodaje. Incluso colocándolas “a boleo”, seguro que algo interesante sale de ahí, que “se apañe” el montador. Que repito: me parece estupendo que ruedes con 120 cámaras o con 120.000, pero no me vayas de “austeridades” y “bajos presupuestos en contra del cine comercial”.
A favor:
Casi todas sus películas: Infrecuentes, plurales y únicas a la par y en general excelentes. Salvo “Bailar en la oscuridad” con la “desconocidísima” Björk, que por querer rizar el rizo de la tragedia sobrepasa la línea que no debe y al final te da la risa, pero solo es una excepción.

Bueno, vayamos al film que nos atañe: “Dogville”

Sin entrar en detalles para no desvelar demasiado a aquellos que no la hayan visto y no alargar tanto lo que en un principio no tenía pensado, resumiré los tres puntos que considero más importantes:
La naturaleza humana y el comportamiento humano. A veces  negro, a veces blanco y casi siempre gris. ¿Pero cuántas tonalidades de grises confluyen? La película nos narra una historia en forma de fábula, que no es un cuento para niños pero no por eso deja de ser una fábula, la cual se puede extrapolar a cualquier país, región o ciudadano del mundo. Nos habla de la sociedad, de la gente, de la familia, del vecino, del panadero, de los líderes, de los esclavos, de mí, de ti, de nosotros… Vista en conjunto se podría decir que es un extraordinario estudio sociológico y antropológico.


La escena de la violación, que tiene lugar dentro de la casa, mientras los habitantes pasean tranquilamente por la calle de enfrente; en la que el espectador tiene una visión global, pues en los decorados no hay puertas ni paredes, únicamente líneas pintadas en el suelo es devastadora. Solo por ese plano merece la pena el visionado y justifica con creces la puesta en escena, que en realidad sería el diseño de producción, pues todo el mundo lo confunde, pero no importa.

Finalizaremos el post con el final de la peli: un clímax más que anhelado, un clímax necesitado, una catarsis como pocas veces se ha visto en cine.